Contextos o ámbitos de participación de las familias en la escuela
Las familias constituyen un elemento esencial en la escuela de Educación Infantil ya que son las responsables, en primera instancia, de transmitir toda la información relevante sobre sus hijos a los profesionales, permitiéndoles entender los procesos por los que están pasando y facilitar así una intervención más ajustada. Y la escuela complementa a la familia facilitando modelos y estrategias de educación de los niños y niñas, y estimula la implicación familiar en la construcción de proyectos educativos comunes estableciendo canales de comunicación, espacios y momentos de participación en un clima de colaboración y cordialidad basado en unas relaciones de mutua confianza y comprensión.
Las estrategias más habituales de favorecer la participación de las familias son los intercambios de información formales, como las entrevistas de la educadora con la familia, las reuniones, las circulares o los informes individuales, o estrategias más informales, como el contacto diario en las entradas y salidas. Otras maneras de favorecer este contacto es organizando actividades donde se requiera su participación. En las aulas los educadores pueden solicitar la ayuda de los padres para que amplíen conocimientos sobre un tema o enseñen alguna habilidad a los niños. Esto hace que su propio hijo se sienta especial, por unos momentos, que se vea reconocido por sus compañeros lo cual le ayuda a favorecer su autoestima y a reafirmar los lazos afectivos, seguros y continuos.
La organización de fiestas, talleres o actividades extraescolares también es una incitación a que los padres participen de lo que hacen sus hijos y con sus hijos. Tal vez sea una forma más adecuada para empezar a favorecer esta participación, ya que, como en los casos anteriores del aula, no es un único padre o madre el que participa, sino que son grupos de padres o todas las familias del centro. Así los padres pueden sentirse menos cohibidos o incómodos delante de los niños, pueden mostrarse más espontáneos y comunicarse más con sus hijos, satisfaciendo sus necesidades sociales y las de sus hijos.
Las escuelas y talleres para los padres son otra alternativa de participación, aunque vayan destinadas sólo a los adultos, buscan satisfacer la necesidad de conocimiento de los padres, compartir problemáticas, resolver dudas que se plantean las familias cuando tienen hijos, y ello repercute positivamente en la relación con sus hijos ya que les ayuda a comunicarse mejor, a entenderlos más, y por tanto a poder satisfacer mejor las necesidades para que los niños mejoren su bienestar.
Los espacios y momentos de participación y de colaboración con los padres y madres se concretan en:
Así pues, convencidos de la importancia de las figuras de crianza, planteamos que la Escuela Infantil dirigida a la educación de los niños menores de seis años representa un apoyo social a la labor educativa de las familias.
Ejerce una función preventiva referida al diagnóstico precoz que desde la escuela se puede hacer de ciertas anomalías físicas o psíquicas: hipoacusia, dificultades en el lenguaje, motrices, conductuales, emocionales, etc., de todos es sabido el papel importante que supone la estimulación precoz y los programas de integración en niños que presentan discapacidades o dificultades específicas.
La escuela puede detectar también dificultades en el ámbito sociofamiliar que desembocan en intervenciones conjuntas con equipos interdisciplinares en programas socioeducativos dirigidos a la mejora de las relaciones parentales con familias multiproblemáticas (Ferrer y Riera, 2003a; 2003b; 2003c; 2005b; 2005c; 2007; 2008).
La Educación Infantil es especialmente importante para superar los problemas que presenta la población de riesgo, es decir, aquellas personas que por sus condiciones de vida pueden llegar a presentar problemáticas graves (Ferrer y Riera, 2005a). Los resultados obtenidos en los estudios que tratan sobre las dificultades socioculturales de las familias y sus efectos en el proceso evolutivo de los niños ponen en evidencia que el nivel escolar infantil es el más adecuado para las funciones compensatorias de la educación.
El concepto de educación compensatoria surge como una realidad válida, a partir de la aceptación de factores ambientales como posible causa del retraso en el desarrollo infantil. Si la pobreza cultural de un entorno familiar podía ser una razón por la cual un niño con determinadas aptitudes innatas avanzara intelectualmente a un ritmo inferior al adecuado, la solución práctica era compensar a través de experiencias escolares infantiles que estimularan cognitivamente. Los programas norteamericanos de la década de los 60 se basaban principalmente en esta idea. Unos de los más relevantes ha sido el llamado programa Head Start (EUA, 1964), programa pionero de educación compensatoria cuyos objetivos eran mejorar el nivel de salud, normalizar el desarrollo socioemocional e intelectual de los niños y aumentar la fluidez verbal.
Copyright y todos los derechos reservados - ISSN: 1989-0966
Per citar l'article
“Mir, M., Batle, M. y Hernández, M.,( (2009). Contextos de colaboración familia-escuela durante la primera infancia. IN. Revista Electrònica d’Investigació i Innovació Educativa i Socioeducativa, V. 1 , n. 1, PAGINES 45-68. Consultado en http://www.in.uib.cat/pags/volumenes/vol1_num1/m-mir/index.html en (poner fecha)”