En "Espais de fecunditat irregular/s" (1), Manuel de Pedrolo nos propone el insólito ejercicio de asistir y participar en la construcción de una novela. El escritor se sienta ante la máquina de escribir y teclea: "Una simple senzillament". A partir de ahí, surge Blanca, una chica que va haciendo su vida al mismo tiempo que el escritor la va creando. Pero que, poco a poco, asumirá su propia personalidad hasta que escritura-Blanca sean una misma cosa, hasta que Blanca sea la que escriba sobre sí misma y en este acto de escribir vaya "siendo". La escritura –escribe Pedrolo– se mueve a partir de sus propios elementos interpretados, exprimidos, ordenados según unas leyes internas de coherencia que, en última instancia, aventuran posibilidades provisionales, a la espera de contrastarlas, si es preciso, con las evidencias que suscitan”.
Al mismo tiempo que Blanca va haciéndose –o se van haciendo las diversas opciones de Blanca– el novelista nos hace reflexionar sobre el acto creativo que viene realizándose, sobre su alcance y sus relaciones/implicaciones con la realidad. En un largo paréntesis dentro del capítulo segundo –el que trata de “Possibilitats de Blanca”– Pedrolo reflexiona sobre el hecho de novelar. “Todos los lenguajes pueden fallar, llegar a ser culpables de un “defecto” y el lenguaje/novela falla y no consigue, pues, llegar a ser lenguaje verdadero cuando separa la historia de la forma y coloca una al lado de la otra, o una sobre la otra, dos realidades diferentes y, en términos novelísticos, mutilados, la del lenguaje/gramática y la del lenguaje/peripecia”. Porque, como señala en líneas anteriores: “¿Qué puede hacer distinguir la materia novelable de la manera de novelarla y qué es más importante, qué es lo que puede afirmar la existencia de una novel·la, el vehículo o el pasajero, el fondo o la forma?”. Y él mismo responde: “Un pasajero no es nunca pasajero sino se halla a bordo de un vehículo mientras no transporte a alguien o alguna cosa. El hombre, pasajero en potencia, y el vehículo, construido con la finalidad de transportar viajeros, no son pasajero y vehículo mientras no viajen y, por lo tanto, no puede existir un pasajero sin vehículo ni un vehículo sin pasajero. Se necesitan y se complementan y entre los dos hacen que el viaje sea como es”. La cita es larga pero vale la pena porque Pedrolo intenta hacer de esta novela – de estructura externa e interna tan formal – una obra clara, en la que no puedan existir equívocos.
La obra contiene cuatro libros: “Prolegòmens a Blanca”; “Possibilitats de Blanca”; “Blanca?” y “Es fa Blanca”. Cuatro libros que, como puede verse por los enunciados, forman una evolución que va –como decíamos– desde el momento en que el escritor teclea las primeras palabras hasta que Blanca asume su propio papel. Dentro del proceso creativo el autor nos señala las diversas opciones que puede seguir Blanca: como muestra, se nos explica la posible evolución de cinco tipos de Blancas que podrían llegar a ser infinitos. A partir de estas cinco posibles Blancas el autor nos señala los elementos típicos de cada una de ellas; los elementos dudosos; los elementos atípicos para llegar a un esbozo normal definitivo (siempre de cada una de ellas).
Pero lo más importante es que no se trata de un ejercicio simplemente teórico. Blanca llega a hacerse y su juego vital tiene la tensión dramática que necesitan todos los personajes de novela. La novela, pues, existe. Reducida a un simple esquema, podría ser la de una chica de clase media que se revuelve contra la estructura familiar y política (“És massa que tota una civilització falsa reposi sobre la dona”) y que, a partir de ahí, intente vivir su vida tanto en el terreno personal –a través de un rompimiento con los tabúes religiosos, familiares y eróticos imperantes– como en el terreno de la colectividad a través de su politización. El último acto de Blanca –aceptar el hijo y, al mismo tiempo, la soltería– será, también, una reafirmación de independencia y rebeldía.
Debe quedar muy claro, pero, que esta Blanca es consecuencia de todo un proceso y que Pedrolo pone en práctica lo que él mismo enuncia: vehículo y pasajero son inseparables.
Por todo lo dicho se comprende que “Espais de fecunditat irregular/s” constituye una novela de un atractivo insólito para el lector puesto que permite la entrada a éste en el propio terreno del escritor. Podría decirse que se trata de una novela experimental si se acepta este vocablo no para justificar posibles intentos innovadores no del todo logrados sino como una obra que, constantemente, se replantea el problema del lenguaje/novela. Es decir, se trata de un trabajo que parte del principio –de la cuartilla en blanco– para llegar a un resultado final totalmente logrado. Parece existir una clara formulación pedagógica en el ánimo de Pedrolo en el sentido de despejar cualquier posible duda que pudiera existir en torno a sus presupuestos éticos y estéticos. Con la lectura de esta novela quedan en claro –por si no lo estaban ya– dichos presupuestos en las formulaciones de la relación lenguaje/narración que ya hemos señalado, al copiar frases del propio autor.
Para mí, personalmente, ésta es una de las más destacadas novelas que últimamente se han publicado, en lengua catalana. No tan sólo –repito– por sus propósitos sino, básicamente, porque consigue plasmar dichos propósitos en un texto que, como se dice, no tiene desperdicio. Ya no podrá acusarse a Pedrolo –si es que se le ha podido acusar alguna vez– de esotérico. Las cosas quedan claras desde la primera línea. Pedrolo nos descubre sus secretos. Sus espacios irregulares han resultado realmente fecundos.
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Manuel de Pedrolo. “Espais de fecunditat irregular/s”. - “Edicions Proa”.
NOTA. - Todos los textos de Pedrolo citados son traducciones literales del catalán.
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